martes, 10 de junio de 2014

Mariposas en la cabeza. Reflexiones

¡Son tantas las preguntas que me hago! Quizás sean innecesarias a estas alturas, pero reflexionar de vez en cuando no viene mal.
Aún recuerdo el día que me dieron el diagnostico con nombre "Lupus" y apellidos "Eritematoso Sistémico". No fue un drama pues no sabía lo que en un futuro próximo viviría. Tras pasar parte de la mañana en el hospital y escuchar  " Tienes Lupus, pero no está activo, tendrás que cuidarte y tomar estos comprimidos de corticoides". Fui a casa a comer y me fui a trabajar. Creo que era algo que no tomé en serio porque ni yo misma sabía en que consistía esta enfermedad, cuyo nombre escuché en contadas ocasiones por padecerla una conocida de mis padres. Mi cara era de incredulidad. En realidad como he dicho no sabía que podía pasarme con ese tal Lupus.
El médico parece que dijo las palabras mágicas porque desde ese día comenzó mi actividad. Pobre, no es el culpable pero... ¡qué casualidad! Supongo que el estrés de todo lo que rodeaba mi vida ayudó. Cansancio, mareos, anemia y continuaba trabajando. Llegaron los dolores articulares e inflamación que comenzaron a ser tan fuertes y discapacitantes que me tenían que llevar a trabajar por no poder coger el volante, cambiar de marchas o levantar las persianas del trabajo. Tenía que buscar la manera de desempeñar mi trabajo con buena cara. Había días y días, algunos parecía que se había solucionado pero al despertar al día siguiente estaba aún peor. Un día recibí una llamada al móvil en el trabajo, llamada insistente que al final accedí atender ¡era mi médico de cabecera! tenía mucha anemia.
Todo iba a peor, y salieron las "alitas" de mariposa. Analíticas en el hospital dieron resultados alarmantes, mis riñones estaban afectados. Y ya fue un no parar de tratamientos y destrucción. El trabajo lo perdí, claro está era una enferma, y ya sólo daría quebraderos a la empresa.



¿Cómo hubiera sido mi vida sin estas alas que pesan tanto? 


Hay que ser fuerte y levantar el vuelo, cuando caigas hay que volver a elevarse.

Terminas conviviendo con el lobo, que no acostumbrándote. 
Recuerda que la mariposa tiene apariencia frágil pero no por eso deja de volar.




         





Ilustraciones: Benjamin Lacombe
                                                                                                                                                                                 

1 comentario:

  1. Estoy siguiendo tu BLOG y lo digo con mayúsculas, porque además de ver lo bien que te está quedando,hoy me he emocionado con tu testimonio personal. Quiero darte las gracias por compartirlo y darte muchos ánimos para que sigas alzando el vuelo y nunca decaigas. María José.
    Una amiga

    ResponderEliminar